Tampoco es “como nos la pintan”

      Observa atentamente el mapa y contesta a las preguntas:

 

Proyección de Mercator

 

1.- ¿Qué países o continentes son los que están en el centro de la tierra?

 

2.- En extensión ¿cuántas veces te parece que es mayor África que Europa?

 

3.- ¿Qué isla es más grande, Groenlandia o Australia?

 

  Tómate tu tiempo para contestar.

  

    Siempre me ha parecido anecdótico y casual el hecho de que fuera precisamente mi viejo amigo Pedro Pérez, más conocido en nuestro grupo de amigos como Peter, quien me diera a conocer la alargada y colorida proyección que en su día hizo un tocayo suyo. Fue ésta que me abrió los ojos, y a imagen y semejanza que a Keanu Reeves en Matrix y me llevó a pensar que no siempre lo que vemos y lo que nos enseñan tiene que ver con la realidad. Fue en Barcelona allá por la primavera de 2005 cuando estando invitado en su casa y entre un montón de discos que estábamos escuchando me acercó a una pared de la que colgaba un mapa enorme y me dijo: “¿qué te parece este mapa?, encuentras diferencias con el que has observado durante toda tu vida?” y casi sin mirarlo me di cuenta de que por supuesto encontraba diferencias, la primera impresión era que no se correspondía con la realidad que yo conocía, así, aunque los colores que habían usado me gustaban, esa manera alargada y estrecha de presentar los continentes, sin respetar las proporciones y formas que mis ojos estaban acostumbrados a ver no encajaba para nada con la realidad que yo conocía. Después de observarlo curiosamente durante largo rato y darme cuenta de que un país llamado Kazajstán y del que apenas conocía nada era uno de los países más extensos del mundo, o que la extensión de Brasil o de China no es mucho menor que la de Europa, después de darme cuenta que tanto Europa como Estados Unidos pueden no ser el centro del mundo, me dio por pensar que no estábamos tan lejos de aquellos tiempos en los que a nuestros antepasados les contaban que la tierra era plana. El mapa en cuestión es este:

 

 

      El descubrimiento de la proyección de Peters (a la que en realidad deberíamos llamar proyección de Gall-Peters, ya que no es empresa solamente de Arno Peters) en un primer momento, y aún hoy aunque de manera mucho más atenuada, me abrió los ojos a considerar la cartografía como otro de los innumerables formas que se pueden usar para modelar nuestra ideología, los motivos de ello son varios.

 

      Me di cuenta de que la propuesta de Merccator, a la que nuestros ojos están acostumbrados, nos da un importante sesgo de la visión del mundo que tenemos los habitantes del hemisferio norte porque esta proyección no refleja fielmente el tamaño de los países que se encuentran en ambos hemisferios, además de situar tanto a Europa como a los Estados Unidos en el centro del mapa ya que sitúa el centro sobre el paralelo 30º N. no en la línea del ecuador, dando una visión de supremacía del norte frente al sur del mundo. Porque claro está que siempre ha gozado de supremacía quien está delante, arriba o es más grande como es el caso de los países del hemisferio norte que se representan en la proyección que hizo Mercator.

 

      Tras esta reflexión es normal que me sintiera engañado, estafado, timado, expoliado, desilusionado, decepcionado, defraudado, ingenuo, y un poquito de mal humor, así que decidí curar este sentimiento y me puse a leer sobre el tema. Con el tiempo me he informado un poco más y me he dado cuenta de que no es oro todo lo que reluce, me explico. Ni Mercator, el responsable de la primera proyección era tan malo como pueda parecer, ni Peters fue tan bueno y solidario como nos lo hacen ver. El problema radica principalmente en que lo que no es no puede ser y además es imposible, es decir, en la cuadratura del círculo y como, desde diferentes ideologías se puede intentar cuadrar éste de una forma o de otra. ¿Sabías que hasta la fecha no ha sido posible representar de manera precisa en un plano una esfera achatada por los polos? Pues bien, este es el origen de las imprecisiones producidas tanto por la proyección Mercator, como por la proyección de Gall-Peters, que dicho sea de paso, también las tiene.

 

      A la hora de intentar representar una esfera en un plano, necesitamos un procedimiento matemático que sea capaz de trasladar aquello curvo a una superficie plana y a ese procedimiento es a lo que llamamos proyección. Así, hemos de elegir entre ser fieles a los ángulos de las formas que queremos representar o a la extensión de las mismas, pero no podemos hacerlo con ambas a la vez. De esta manera el señor Mercator fue fiel a los ángulos que ofrece nuestro planeta, ya que lo que en realidad quería era un mapa que sirviera para navegar a lo largo y ancho del hemisferio norte. También realizó mapas para navegar por el hemisferio sur desplazando el centro de los mismos hacia el norte, aunque a los habitantes del hemisferio norte nos cuesta mucho encontrarlos porque no son en absoluto accesibles comparados con el ejemplo que encabeza esta entrada. Así, la proyección que hizo Mercator en un principio servía para saber el rumbo que tenemos que tomar si queremos ir de un punto a otro del mundo. Mientras que las premisas que impulsaron la proyección de Arno-Peters se han ceñido más a la extensión que tienen los países, a que la distorsión de las áreas de los diferentes países sea la mínima y a que el ecuador se encuentre en el centro del mapa. Así, este mapa representa mucho más fielmente las longitudes de los diferentes países (recordemos que tenemos en cuenta ahora la línea del ecuador en el centro del mapa) pareciendo las latitudes más altas algo más pequeñas comparándolas con las latitudes medias y las latitudes bajas más grandes efectuando la misma comparación. En todo caso, hemos de tener en cuenta que la distorsión de las superficies en la proyección de Arno-Peters es menor que la que encontramos en la de Mercator. Y así, al descubrir la proyección hecha por Arno-Peters te das cuenta que aunque la tierra no es plana, tampoco es “como nos la pintan”. Que África o Sudamérica en realidad son mucho más grandes de lo que nos dicen comparados con Europa o Estados Unidos, lo que nos lleva a también, por supuesto, que es muchísima más la gente que vive en esos continentes y lo que nos lleva a una idea, como decía al principio, de que la cartografía también se puede usar como un instrumento para modelar nuestra ideología. Por cierto, antes de terminar, ¿piensas que esta proyección se ajusta menos a la realidad que alguna de las que hemos presentado aquí?

 

 

 

2 comentarios en “Tampoco es “como nos la pintan””

  1. esther

    pues no sabía yo esto…que engañaditos nos tienen!!

  2. Pues mira Esther, cada día se da uno cuenta de cosas nuevas, puedes verlo como que nos tiene engañados, cada uno que saque sus ideas

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