Seguimos a los marrones porque lo estábamos pasando mal, ellos nos comprendían y parecía que conocían nuestros problemas, todo iba a cambiar pero la situación no cambió. Así que seguimos a los amarillos. Los amarillos nos comprendían y parecía que conocían nuestros problemas. Como nos dijeron que cambiarían nuestra situación, les seguimos. Pero nuestra situación no cambió un ápice tampoco esta vez.
Así que cuando dejamos de seguirles, cuando perdimos toda esperanza y dejamos de creer en ellos, nos dimos cuenta de que eran ellos quienes realmente hicieron que la cosa se pusiera fea, de que eran ellos quienes ponían los palos en nuestras ruedas. Al cambiar nosotros, cambió nuestra situación. Nadie quiso saber lo que fue de ellos.