Los dos escritos que siguen a este comentario, pesimístas, sarcásticos y algo desgarrados, completan los tres de la entrada anterior de Nómadas y así, acaba la primera parte, "El Viaje". Con este primer título recuerdo también a Eduardo Galeano y su genial texto "Los Nadies" y sin pedirle permiso, utilizo un poco la memoria de aquella sensación que nos dejan los nadies al leerlo. Es breve pero no indoloro, ¡espero que lo disfrutéis!
Los nadies en primera
Los nadies, en primera,
¡Al fin viajan en patera!
Las bolsas de emigrante
Se aseguran de no llevar ninguno dentro…
Han hecho unas barquichuelas
Para transportar los bultos,
Pese a su precariedad
El viaje cuesta una barbaridad
El emigrante sale caro
Y al cruzar el estrecho
Aún pagamos mucho más
¡Así no nos sale a cuenta su sustento a los demás!
Hoy el equipaje se extravió,
Como cuando te pierden las maletas tras el avión
Algunos bultos flotan
Como dice La Mala
La mierda y los barcos
Pero otros no saben nadar
Te cuentan los que vivieron
Que ayuda a la guardia pidieron
La barcaza que se acercó
Al ver de quién se trataba
Con sumo gustó ayudó…
¡Identifíquense!
¡¿Hacia donde se dirigen?!
¡¿De donde partieron?!
¡¿Por qué motivo se rigen?!
¡Rápido, respondan!
Y su respuesta un silencio
…Con que esas tenemos ¿eh?…
Irán unos cincuenta,
Rugía la linterna…
…Pero tenían capitán,
Aquellos bultos,
Solos no van…
¡Hemos perdido el rumbo, señor!
Nos dirigimos a costa Española
Gélido se hacía el viento,
Y calida la oscuridad
Que les daba a aquellos bultos
Cierta invisibilidad
Las miradas de madera
Echas de la misma piel
Que la barca que sostiene
Aquellos rostros de hiel
Los atisbos invisibles
La barcaza agujerean.
Y el mar rompe con las dudas
Que mantienen las linternas
Y así por fin resuelven
Dar destino a aquellos bultos
Y zanjar aquel asunto…
EL QUE TIENE BOCA SE EQUIVOCA, EL QUE SE EQUIVOCA LA PAGA
Aires contaminados
Parece respirarse el mismo aire en cualquier lugar
Cuando uno esta de vuelta
A pesar de las poluciones
En las escondidas poblaciones marroquíes que rodean la cima del Toubcall
En los cuidadosos rincones granadinos de La Alambra
En las pestilentes curtidurías que envuelven la Medina de Fez
En las destartaladas plazas de Lavapies
En las indómitas laderas del desierto de Zagora
Y en las extensas mesetas castellanas
En la concurrida terraza del café París en Marrakech
En los tantísimos atestados bares de Tirso de Molina,
Sobre los hospitalarios futones de las amplias salas del hogar de Mazouzy
En Sale
Sobre las confortables sillas regaladas a la comensalidad en casa de Rebeca
En Ávila
Parece respirarse semejante aire en cualquiera de estos parajes
A pesar de las poluciones
Sobre todo
Cuando uno está de vuelta
Los vientos nos sacuden
Nos empujan allá donde nada en particular cambia
Pues para que cambiara
El viento nos tendría que descomponer
Y
Desgraciadamente en pocas ocasiones ocurre
No hay viento,
Se han llevado los vendavales que nos hacen respirar aires limpios
Que nos empujan a respirarnos con alientos nuevos
Más
Si uno fue azotado por los vendavales
Y regresó ileso
Pero maltrecho
Sano y enfermo
Respirará ya por siempre el mismo aire
Aquí y allá
Cuando uno está de vuelta