Salida al Barranco de Calzadillas

Terminaba el mes, terminaba el año para la asociación y decidimos despedirlo de una de las maneras que más nos gusta, con una salida al campo. En esta ocasión le tocó el turno al BARRANCO DE CALZADILLAS.

Días antes de la salida estuvimos organizando el material con el que contamos, las personas, horarios… finalmente el domingo a las 8:30 estábamos preparados los 9 participantes que llevaríamos a cabo la aventura. Para los que estuvisteis, no se si os disteis cuenta pero todos llevábamos una sonrisa de oreja a oreja, imagino que sería porque ya estaban en el cuerpo los nervios de lo que nos esperaba o por la cortesía de mostrar nuestra mejor cara a las personas que no conocemos o simplemente porque habíamos olvidado nuestra vida cotidiana y estábamos pensando en la aventura que íbamos a vivir. No se muy bien por lo que era, pero el caso es que la llevábamos.

Después de desayunar y tras una hora aproximadamente de camino y algo de tiempo para explicar lo que haríamos, llegamos al cauce del rio. No estaba seco, tampoco llevaba mucha agua. El primer salto y toma de contacto nos aportó confianza, nos centró en lo que estábamos haciendo y nos remojó, que con el calor que hacía, era lo que necesitábamos.

El segundo salto nos sorprendió a todo el mundo ya que a diferencia del primero, la caída era impresionante, 12 metros en vertical separaban el suelo que estábamos pisando del que pisaríamos después de rapelar, para un grupo de personas que se iniciaban en la actividad era algo que cuanto menos, subía la adrenalina. Nadie se echó atrás, de uno en uno con decisión nos dejamos caer por el barranco. La sensación era fuerte al principio, es lo que veníamos buscando, y a medida que bajábamos, las caras y los cuerpos se iban relajando y mostraban el disfrute que sentían.

El tercer salto fue el más “complicado” y nos dejó un susto en la charca, susto que hoy es una anécdota.
Después de este tercer salto y con los deberes hechos vimos algunas nociones de socorrismo en el agua y cansados y contentos salimos en busca de los coches para disfrutar de una merecida merienda, pues ya eran las 17:00. El lugar elegido para la merienda fue un merendero a la sombra de enormes encinas que desde aquí quiero recomendar a quien haga el barranco. Después de la comida los besos y abrazos demostraban de nuevo que 9 personas que no se conocen entre ellos, al poner por medio una actividad en la montaña salen mucho más unidas que al principio del día.

Deciros a los monitores de tiempo libre, educadores sociales, guías de montaña, personas que os dedicais a sacar a gurpos de gente por la montaña, deciros que es una ruta genial para gente no iniciada en barranquismo, con una dificultad bastante asequible para cualquiera y muy bonita de realizar en cuanto a paisaje y la naturaleza que te rodea durante todo el periplo.

Deciros a vosotros, con los que hemos compartido esta ruta:

Youssef y Mohamed, Gracias porque nos habéis dado la ilusión con que habéis vivido el día, solo veros la sonrisa ha valido la pena.
Cristina, Esther, Vanesa, habéis aportado la salsa y el puntito de locura que necesitábamos, lo habéis hecho todo más divertido.
Eli, Sylvaine, Alberto y Fran, nosotros lo hemos hecho bien, la organización ha sido buena y hemos llevado el grupo a buen fin.

Un abrazo sincero a todos los que participamos en la salida, ha sido un honor y un gran placer haber vivido un trocito de mi vida con vosotros (y los que quedan).