Hace unos días… como de costumbre, buena costumbre que se ha ido quedando con los años, a eso de las dos y entre fogones, cacerolas, rodajas de zanahoria y trocitos de cordero encendí la radio para escuchar uno de mis programas favoritos. Se trata del ácido, irreverente, crítico y mordaz programa de la radio pública (radio 3) "Carne Cruda", presentado por el ácido, irreverente, crítico y mordaz presentador madrileño Javier Gallego, autodenominado Crudo. Pues bien, para quien no conozca el citado y popular espacio radiofónico he de decirle que se trata de una gran caja de sorpresas donde poniendo la música como excusa pueden hablar sobre cualquier tema que se les ocurra (te advierto que son muy ingeniosos), desde un científico loco, a una secta demoniaca, o un pueblo que lleva viviendo en el árido desierto casi tantos años como el hombre lleva sobre la tierra y al que además llaman casa. Pues bien, hace unos días… le tocó el turno a ese pueblo, hablaron de los TUAREGS. Así que mientras afilaba el cuchillo, cortaba la verdura y sacaba humo de aquí y sabor de allá me iba dejando llevar por lo que Javier y sus secuaces me contaban. Me llamó la atención cómo lo que para la mayoría del mundo es tierra muerta, lugar de paso, para los tuaregs es su casa, su home sweet home. Cómo los demoledores colonos europeos hemos cambiado más las costumbres de este antiguo pueblo que la arena y el viento del desierto y las aventuras que contó Jaime Nuñez y su punto de vista sobre esta gebte, la cercanía y familiaridad con la que de ellos habla. Después de escuchar EL PROGRAMA sabía que tenía que hacer una entrada en este escenario virtual que compartimos, no solo por su CONTENIDO y lo que aprendí escuchándolo, sino sobre todo por cómo trataron el tema, por las descripciones que hicieron de los tuaregs y sus costumbres, la forma de contarlo y la habilidad que demostraron para llevarte a algún punto remoto del Sahara e imaginarte compartiendo un té caliente (whisky bereber) con el sol brillante, la arena inmensa y un grupo de tuaregs que a tu alrededor te cuentan historias y te ofrecen las CANCIONES que nunca esperaste escuchar allí, te ofrecen su "blues del desierto". A medida que iba avanzando el programa, la comida se cocinó y sin darme cuenta me vi en la cocina con un té en una mano y una bola de cuscús en la otra, bebí un buen trago de té y le di un bocado a la bola… Me sentía cerca de la gente del desierto.
me gusta!!
ya están añadidos a mi discografía!!