Este es un lugar para soñadores, utópicos… realistas.
Hace un tiempo, más corto o más lejano según el caso, escuchamos una llamada en la puerta de casa. Alguien nos invitó a salir de nuestro refugio, a exponernos, a andar por los caminos. Era una invitación a desinstalarnos, a desentumecer los músculos y hacer cosas diferentes.
Pronto descubrimos que hacía falta salirse incluso de los caminos más transitados, que era necesario abrir huella para alcanzar lugares diferentes. Que sólo yendo hasta la cumbre descubriríamos lo que éramos capaces de hacer.
Descubrimos a personas de numerosos lugares, con multitud de culturas, creencias, pareceres, caracteres, humores… personas tan diferentes que nos abrieron a un mundo más rico, con más colores, más tonalidades.
En realidad una de las cosas que nos mostraron era a reconocernos a nosotros mismos. Dicen que el extranjero, el diferente, es el que te ayuda mejor a entenderte. El que te cuestiona lo que hasta entonces era evidente, te obliga a dar sentido a tus actos, creencias, sueños.
Ahora que vemos un poco más lejos no queremos pararnos. Queremos seguir adelante. Conocer a más personas de otras culturas. Reflexionar sobre un mundo que es plural y diverso.
Toca también devolver el favor que nos hicieron y echar una mano a los que andan en el camino, a veces perdidos, sin entender bien esta nueva cultura donde se han metido, sin entender bien aquello que dejaron atrás.
Toc, toc, toc. ¿Vienes?